Monday, June 27, 2011

La otra cara de Medallo

"Sí, hombre, eso mismo me has dicho no sé cuántas veces: un torturado siempre termina diciendo lo que a uno le dé la gana. Pero esa cuestión es irrelevante. Yo mismo, sin conocer las técnicas que vos manejás tan bien para prolongar la agonía y aumentar el dolor; más de una vez, no más por jugár con malparidos que no valía la pena que vos los atendieras, me puse a torturarlos personalmente y a más de uno hice confesar que era el asesiono de John f. Kennedy o que había participado en el secuestro del hijo de Lindbergh".



La guerra total se ha cernido sobre Colombia. Cuatro personajes reviven las décadas del terror en los campos y ciudades colombianas a través de una voz que lleva la narración: es el doctor Carlos Upegui Aristizabal, un famoso médico que torturó a miles de personas para múltiples clientes.


La novela, La bestia desatada, empieza cuando Pablo Escobar muere y luego nos muestra un recorrido por los hechos más desesperantes de una guerra interna que pierde todo sentido, como cualquier otra guerra, pero que enfrenta a personas de una misma cultura, patria y tradición. En algún momento cada uno de los personajes se cuestiona la verdad. La verdad sobre quién tiene la razón, la verdad sobre qué es lo que ocurre en el fondo de las luchas de poder del estado colombiano. Y todos y cada uno de ellos saben que ya nadie sabe cuál es esa verdad. Los paramilares trabajan con la CIA, los guerrilleros están metidos en el negocio del narcotráfico, los narcotraficantes trabajan con todos y los campos y las ciudades han sido desolados, ya no importa por quién.



"Al menos me servía pa' meter más terror, ¿me entendés? al pueblo hay que mantenerlo asustado, con bozal corto y poquito sueldo, un principio que les aprendí a los oligarcas de la región. Dizque esa es la única manera de tener al populacho bajo control".



Desde el Urabá, hasta la Frontera Sur, los tentáculos del terror se manifiestan en violaciones, pago de vacunas, coches bomba, masacres. Ese es el trasfondo de La bestia desatada. El recorrido por las décadas de los ochenta y noventa es exhaustivo, y ahí se enmarca la ficción, en la huída del Doctor de la Muerte, con toda la espectacularidad que tiene la literatura colombiana, o más que eso, la narcoliteratura.


Durante esta obra hay una interesante vísión de las mujeres. Todas son objetos de los diferentes grupos, algunas como muñecas a las que se les paga más que bien sus servicios, otras, aparecen con las esposas infieles, otras como instructoras de aeróbicos que se dedican a la prostitución. Cada una de ellas, hasta la guerrillera Sandra Patricia, terminan mal, realmente mal. Sus cuerpos son desfigurados, las diseccionan, las castigan porque "desobedecen" a sus amigos, amantes, maridos, compañeros.



"No era necesario profundizar demasiado en esas y las demás patologías para entender que Loaiza, quizá influenciado por sus mortuorias experiencias amorosas, había desvíado hacia los extremos del abuso su propia sexualidad, y según la confesión de Dulfary, bien golpeaba y humillaba, ese era apenas un preámbulo para luego abandonarse exhausto, para que las mujeres que victimizaba se desquitaran y sólo cuando lo tenían maniatado lo insultaban y amenazaban con cortarlo en pedacitos empezaba a parársele la verga, y se le hinchaba hasta el delirio cuando trataban de asfixiarlo con una corbata o le curbían la cabeza con una bolsa plástica y así, al borde de la muerte, era de la única forma que podía llegar a un orgasmo".


La bestia desatada es de un realismo brutal; la temática no da para menos y precisamente esa exageración y truculencia es un recurso bien logrado a través de toda la obra. Guillermo Cardona es un escritor en todo el sentido de la palabra.

Thursday, June 23, 2011

Librerías independientes





La lucha por la supervivencia es antigua y se traslada a todos los ámbitos en que los seres humanos estamos presentes. Particularmente pienso en esas librerías pequeñas que alguna vez dieron tantas satisfacciones a sus lectores y que, de repente, se ven asfixiadas por el mercado: esto es la presencia de cada vez más megatiendas de libros. Y una megatienda de libros es muy diferente a una librería pequeña o de barrio.


Entrar a una megatienda de libros da la impresión de poder abarcarlo todo y esto llena el espíritu de los compradores. Muchas veces esas tiendas tienen los libros que estamos buscando, pero otras. Otras, nos quedamos con el mal sabor de que por ahí está nuestro libro y nadie nos pudo ayudar a encontrarlo. ¿Por qué? Porque no hay libreros. Sencillamente se han extinguido en la lógica de las ventas.


En cambio, la pequeña librería tiene un aroma que recuerda a infancia, a libros leídos por otros, y también, sobre todo, a buenas recomendaciones de libreros lectores.


No se trata de hacer una añoranza por el pasado desaparecido sino de repensar la librería. Así como los espacios privados y públicos se van transformando, la transformación de la librería fue inevitable y por eso, se busca nuevas estrategias.


¿Cómo vincular a los escritores y a las librerías? Creo que ya hemos visto ejemplos de los famosos conversatorios, de los ecuentros de los autores con su público, etc. En algunos de estos eventos es evidente que los lectores no compran los libros. Entran a las librerías, escuchan, pero no compran. Y comprar es un requisito para que la cadena se mueva, así como prestar libros es indispensable para difundir un artículo que es casi de lujo.


Bueno, justamente, leyendo una nota del New York Times de ayer, encontré una iniciativa interesante de las llamadas "librerías independientes". En los últimos tiempos hay una proliferación de encuentros con los autores que cuestan. Sí, cuesta ir ese día a la librería y escuchar al señor o a la señora escritora. Así, la pequeña librería sustenta un evento cultural, y también es la oportunidad de vender la obra de un autor determinado. Algunas librerías hacen que los clientes escojan, o compran el libro o pagan un monto por escuchar al autor. Todo se vale con el afán de crear un ruido, mantener un negocio.





Wednesday, June 22, 2011

Eurocine trae La danza...


Para quienes no pudimos verla en los Edoc ha sido un placer que el Eurocine la haya traido.
Frederick Wiseman está presente en cada uno de los episodios que filmó durante nueve meses en el local de la Ópera. Lo más importante:
perdemos de vista que se trata de un documental, la danza, es la protagonista en todas sus facetas, no solo la de los bailarines dedicados, esforzados, veteranos o jóvenes promesas. Para muestra, ahí está la cámara en las oficinas de la funcionaria que mueve esta institución, en el taller de costura y hasta en la famosa laguna del edificio Garniere.
A ratos, como para recordarnos que todo esto ocurre
en París, la ciudad inigualable, inalcanzable, inolvidable, y el resto de apelativos que se enuncian cuando se la nombra, el director, nos regala unas
imágenes desde los techos, de la famosa Etoile, y algún monumento reconocible por cualquiera.
La vida trascurre en movimiento para los bailarines del Ballet. Las coreografías, el acoplamiento de las parejas del cuerpo de baile, el esfuerzo, la repetición incesante de posturas frente al espejo, las conversaciones de los maestros mientras observan a sus alumnos, haciendo precisiones –a veces- otras recordando sus épocas de gloria, forman un hermoso contraste, sencillo, delicado de un arte antiguo y tradicional.
Los cuerpos hablan, aun cuando no tengan que pronunciar palabra alguna y eso, en la danza, tiene un valor sublime que los espectadores podemos reconocer. Cada uno de los bailarines que aparecen en la pantalla han dejado o dejarán su vida en el Ballet de la Ópera de París. Se trata de una pasión extraña. A diferencia de otras pasiones no nace y perece súbitamente, sino todo lo contrario, es una pasión perenne, constante, que de alguna manera vence al tiempo. ¿Qué otra cosa en la vida que la pasión por alguna arte dura para siempre?
Que el cuerpo sea capaz de colocarse en posiciones insostenibles, que esos movimientos transmitan historias o sean la simple expresión de un estado anímico es un regalo. Dentro de las posibilidades de las personas, las de la creación, en realidad, entregan felicidad a los otros. Y esa felicidad se traduce de muchas maneras...
Detrás de la cámara no hay oportunidad para simulaciones. Todo el engranaje del Ballet queda expuesto para disfrutarlo y también para criticarlo. Juzguen ustedes, por sus propios ojos.

Lo interesante de una muestra tan grande como la que trae OchoyMedio es poder escoger qué es lo que se quiere ver. Así, aunque hay una retrospectiva de Haneke y probablemente gracias a la piratería hayamos visto varias de sus cintas, no podemos quedarnos sin ver Cache. Yo, fui corriendo a la proyección del domingo pasado en el MAAC. Quería ver El escritor fantasma, que tengo en video, pero no quería quedarme sin verla en grande. Veinte minutos antes de que se terminara no pude terminarla, al parecer, un problema técnico detuvo la proyección. Tampoco pude esperar, pero estoy segura que para los que se quedaron en la sala -si es que continuó la proyección- debió haber sido muy placentero ver el final. Por ahora tengo una tarea pendiente.

Monday, June 06, 2011

Una novela para inhalar

Novela con cocaína, seguramente algo de ella han escuchado, porque suena conocido, suena más conocida de lo que realmente fue cuando se publicó por primera vez en Europa. El manuscrito, firmado por M Agueiev, llegó a una revista, encantó, se publicó, y eso fue todo. Muchos años después fue rescatado, ya bajo el rumor de pertenecer a otro de los grandes, nada menos que NABOKOV. Entonces la novela llega hasta nosotros con un halo de misterio, con un problema de paternidad no resuelta y finalmente empapada del traslúcido, y al mismo tiempo, polvo blanco de la cocaína.
Ambientado en la primera quincena del siglo XX, Vadim, su protagonista deambula por las calles moscovitas como alma en pena. Es solo un adolescente, tal vez decir que solo sea eso, es algo confuso, no tan justo, pero si se compara el alma de este ser con la de un anciano, no habrìa mayores diferencias. Sí, no es solo un adolescente, Vadim, es un hombre poco común, extraño, que se averguenza de su madre de una manera tan cruel que podrìa parecer un moustro. ¿O lo es? Tal vez lo sea, tal vez lo sea sobre todo en los últimos capítulos en donde la droga lo embarga todo, como la noche a las sombras.
La vida en un instituto de Moscú queda expuesta en esta novela en donde el padre siempre está ausente y las mujeres son meros excitantes menos eficaces que la droga. Así construye el narrador de Novela con cocaína una red trágica que revela todos los efectos del alcaloide, sin reparos, sin velos, sin indulgencias.
Marco Levi, real autor de la obra, vivió en Constantinopla. De él se sabe que fue alumnos del famoso instituto novelado por M Agueiev. Solo escribió Novela con cocaína y algo más...