Sunday, March 14, 2010

Los zapatos como clave narrativa

Una bendición es la última novela de Toni Morrison, para algunos el final de una trilogía que empezó con Beloved y a la que siguió Jazz. Sin duda una obra poderosa de extensión mediana y escrita con una interesante sintaxis que es el sello de la autora. El tiempo no existe, y por lo tanto, el lenguaje revela todas las dislocaciones o traslaciones posibles.
Detrás de esa forma singular con la que Morrison hace hablar a sus personajes están los zapatos viejos y gastados de la Señora. La apertura de A mercy nos enfrenta a la voz suspendida en el tiempo de Florence evocando su historia de amor, que se ha traducido en un viaje que debe llevarse a cabo para entregar una carta al hombre que puede salvar a su Dueña de la plaga.
Las palabras de esta mujer suenan tan extrañas y parecen confusas, como si nacieran de un caos. Y a medida que leemos reparamos en el caos: Estados Unidos en 1960, mejor dicho, un territorio del Norte de América, en donde todos son los otros, en donde la vegetación, las enfermedades, y el trabajo de los esclavos importados está empezando, y en donde la esclavitud existe también sin comprometer la idea de raza.
El protagonista Jacb Vaark, de ascendencia holandesa, intenta formar una familia y eso implica afianzar el mundo laboral. A sus ojos el comercio no puede incluir la carne humana, y su mirada nos asegura de que se trata de un hombre bueno. Sí, un hombre bueno que vive su tiempo como para mostrarnos que nadie escapa a su propia historia. Vaark importa una esposa y ella organiza una pequeña granja junto a Lina, nativa del territorio, Dolor, una joven negra aparentemente incapaz para el trabajo bien hecho y la pequeña Florens, una criatura entregada por su madre a Vaark como parte de una deuda de su Dueño a él.
A mercy es un intento por mostrar esa pre sociedad norteamericana, un intento por bajar de las estrellas cualquier idea de modernidad Asociada a los Estados Unidos. Mas bien es una desripción del territorio, del mundo del trabajo, y las divisiones religiosas que fueron forjándose.
Sin duda una novela sicológica que a través de sus mútiples narradores enriquece con matices la historia de la lucha por la supervivencia en un momento en que preguntarse por la identidad es inútil.
Una bendición es la novela desoladora sobre el sentido del dominio. El diálogo final entre Florens y el herrero, un hombre negro libre que la rechaza es fundamental en lo que Morrison quiere contar "Ows yourself, woman, and leave us be".